Reto Módulo 2. La igualdad silenciada

Cuando hablamos de igualdad, siempre nos paramos como es lógico es reconocidos ilustres, que, gracias a sus grandes aprendizajes, contactos, y acción civil y social ayudaron a que la igualdad fuese un tema no tabú en nuestras sociedades, pero para mí, las grandes olvidadas que lucharon por la igualdad en silencio, en ámbitos sociales muy complicados y marcado por un lugar rural, son las mujeres de la postguerra.

Las historias de las bisabuelas de nuestros pueblos, que son las grandes luchadoras silenciadas que hacían lo posible dentro de sus posibilidades dado que venían de una época que fue de mal en peor, donde el hombre gracias al social catolicismo hizo posible que su voz se intentara apagar. Historias tan importantes como la de realizar mediante los trapos que encontraban y podían adquirir, dentro de sus malas condiciones económicas y personales, para cocer un vestido que las identificará con épocas donde la mujer si tenía voz, sin voto, pero se le podían escuchar y como eso había pasado a un ámbito muy secundario. 

Historias tan impactantes, como se reunían con la excusa de las dudas sobre comidas, o sobre aspectos cotidianos, para poder hablar de sus derechos y como poder ir implantando dichas ideas en sus maridos, cosa más complicada, pero si en sus hijos e hijas, para que la sociedad se fuese adaptando más aquella parte que ellas habían conocido, que aun no siendo tan bueno, no era tan peor como la sociedad donde les tocó vivir. 

Historias de cómo iban a misa los domingos, para que, en el camino de vuelta, se pudieran contar aquellos sueños, que si ellas supieran que se llamaría igualdad, sus anhelos personales las hacían aflorar dentro de conversaciones de personas, que no pudieron ir a la escuela, pero se ayudaban entre ellas para poder saber leer o saber defenderse en caso de viudedad o abandono del marido. 

Historias de cómo, la propia mujer del “señorito del pueblo”, las invitaba a tomar café, cosas que ellas deseaban para normalizar una situación social, con la excusa de poder hablar de los aspectos políticos y sociales que afectaban a su pueblo, y las posibles propuestas que le pudiesen plantear a sus maridos en el lecho conyugal. 

Historias olvidadas, que, en mi pueblo, se recogieron en un libro gracias a la valentía de una hija de ellas, en reconocer los errores de una época gris, pero que la final les sirvió para poder ver que el empoderamiento de las mujeres había empezado incluso cuando ni ellas lo sabían que era eso, pero que harían posible crear los cimientos de nietas y bisnietas que hoy por hoy lucha por la igualdad como bandera de su reconocimiento. Donde en un hueco del pequeño museo local, tiene su memoria, sus fotos, sus escritos y sus reconocimientos y valoraciones que ellas venían que nos hacen pensar que solo nosotros somos capaces de poder conseguir aquello que su anhelo no consiguió, sin olvidar como unos gérmenes tan pocos solidos pudieron crear movimientos pequeños que hoy en día casi ni son referidos ni acordados.  




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